El nacimiento de mis hijos

Cuando nos enteramos que estamos gestando una vida empiezan cientos de planes, uno de ellos es la forma en que vamos a recibir a nuestro bebé, el parto.


Con mi primer hijo no tenia muchos conocimientos sobre mi cuerpo, sobre el proceso de un embarazo y mucho menos las fases de un trabajo de parto y lo que conllevaba, fue casi un milagro no haber tenido una cesárea programada y que el haya podido decidir cuando venir. Rompí bolsa un lunes 28 de enero alrededor las 10:00 am, día en el que cumplía 39 semanas según eco y FUM, fui a las 14:00 am al sanatorio y me dijeron que estaba en 2 de dilatación, me mandaron a casa e indicaron que llame a mi ginecólogo si tenia contracciones rítmicas. Alrededor de las 19:00 sentía mas seguidas, incomodas y dolorosas pero tan solo como cólicos menstruales y aun espaciadas, lo llame y nos encontramos en el Sanatorio, al realizarme el tacto el ginecologo me dijo que el cordón estaba ubicado en el canal de parto y que si la dilatación avanzaba el riesgo de un prolapso de cordón era muy alto,  indicación para cesárea de forma inmediata. Mi bebé nació a las 20:26, durante todo el proceso me mantuve bastante tranquila, dentro de todo fue una experiencia hermosa junto a mi marido acompañando todo el proceso de mi mano pare recibir a nuestro primer bebé, no fue una cesárea con protocolos respetados (no hubo apego inmediato, me ataron durante la cirugía y recién pude ver a mi bebé en la habitación)

Nunca tuve ningún tipo de pesar en su forma de nacer, sin embargo, siempre soñé con experimentar un parto natural, la experiencia de las mujeres de mi familia siempre hicieron que se me erizara la piel de emoción al escuchar los relatos de sus partos, lo que me llevo a planear un PVDC (Parto Vaginal después de Cesárea) 







Este deseo tuvo un largo recorrido, en ese trayecto conocí miles de mujeres, todo tipo de partos (si, puede haber miles de tipos de parto, nunca una mujer tendrá una experiencia similar con otra)  miles de sentimientos, conocimientos y experiencias, la información que recopilaba de profesionales y páginas de salud se me quedaban reducidos con el conocimiento que podía entregarme cada mujer al abrir su corazón y contarme los detalles de su parto, no hay termino medico que describiera el sentimiento de cada una de estas mujeres.

Esta vez, mas experimentada, sentía completamente preparada en cuerpo y alma para concebir, gestar, parir, tenia la información, el apoyo, había encontrado al ginecólogo que acompañaría este camino. 

Tras una corta búsqueda, me embarace de mi segunda hija,  ella "encajo" a las 34 semanas, la famosa 'panza baja' en las ecografías ya no se podía verle la mitad de la cabeza, pensé que esto significaba que vendría pronto, pero no,  llegamos a las 41 semanas en punto según FUM, 38+5 según eco, rompí bolsa a las 00:00 del Viernes 25 de septiembre, pero teniendo planes de hacer el trabajo de parto en mi casa, me invadió un temor gigante por mi experiencia anterior (prolapso de cordón) aún sabiendo que todo embarazo es diferente quise ir cuanto antes al Hospital.  Tras 17 horas de trabajo de parto, de los cuales 7 horas fueron de contracciones cada 2 minutos, muy agotador, fuimos a cesárea por taquicardia fetal, además harían 18 horas de bolsa rota y yo tenia solamente 4 de dilatación en todo este tiempo, ella nació a las 17:25 el sábado 26 de septiembre.


Las cosas no fueron como las planee, luego de mi cesárea me quede en silencio con Malena en mis pechos pensando, reflexionando sobre como se dieron las cosas, las personas a mi alrededor con su silencio me decían mucho mas que lo que hubieran dicho con palabras y la oxitocina que me inundaba desde el trabajo de parto se fusiono con el inicio de nuestro nuevo vinculo a través de la lactancia, durante esas 11 horas que mamo luego de nacer ¡once! yo dormitaba, y ella me empezó a dar rápidamente paz e inmenso amor, pasión y entrega a una experiencia increíble aunque se salió por completo del esquema que teníamos


Luego de 8 y 5 años de haber sido madre de Nicolás y Malena, en plena pandemia en el 2020 concebimos a nuestro tercer hijo Mateo. Pese a las circunstancias en las que nos enterábamos que tendríamos a nuestro bebé estábamos muy felices, fue un embarazo muy anhelado, luego de dos años de búsqueda y muy pocas esperanzas por mi diagnostico de SOP unos años atrás. Por supuesto nos preparamos nuevamente para recibirlo de la manera mas natural, humanizada y respetuosa posible, mas allá del deseo de un PVD2C era darle siempre el beneficio de esperar y respetar sus tiempos, disfrute muchisimo el embarazo, cada día, de hecho que creo que la desconexión de tantas cosas "gracias" a la pandemia me ayudó a que sea un embarazo muy empoderado y consciente. 

Desde que llegamos a la semana 34 las braxton hicks eran cada vez mas fuertes y notorias, en la semana 37 y 38 iniciábamos diariamente con los pródromos que luego se detenían caída la noche. Un día antes, el 12 de mayo, antes de entrar en trabajo de parto activo, nos pasamos el día entero con contracciones cada 10 minutos, señal clara de que pronto llegaría el gran momento, me sentía feliz transitándolas. En la madrugada del 13 de mayo, alrededor de las 3 am las contracciones iniciaron con fuerza, cada 2 minutos, cada vez con mas intensidad, decidí no avisarle a nadie y aguantar lo máximo posible, alrededor de las 5 am ya no podía atravesarlas en silencio, mi respiración y mis gemidos despertaron a mi esposo que me empezó a ayudar con masajes, entre a la ducha y estuve ahí por una hora, cuando vi sangre y me percaté que hace un buen rato mi bebé no se movía decidí ir a Urgencias.

Ingresamos por urgencias y bebé estaba super bien, pero lastimosamente yo me sentí completamente superada por el dolor y frecuencia de las contracciones, eran las 6:25 las contracciones eran cada vez mas fuertes, mi ginecologo llego y le pedí terminar todo a través de una cesárea, respeto mi deseo pese a la dilatación avanzada en la que estaba (7-8) 

Me sentía entre la espada y la pared conmigo misma, el deseo de parir que siempre tuve y la forma en que mi cuerpo y mi mente estaban respondiendo a ese momento, yo realmente sentía que no podía aguantarlas mas y me dolía la sensación de "tirar la toalla" estando parada tan cerca de la meta. Ingresamos al quirófano, mi gineco puso música relajante mientras me preparaban para la cesárea, las licenciadas me tomaban las manos, me hacían masajes en la espalda, me decían palabras de fuerzas que me hacían sentir totalmente reconfortada ante las contracciones y ante esa decisión que tomé, yo no dejaba de temblar y llorar, no hay palabras que describan la oleada de sentimientos, mi marido ingresó al quirófano y me sentí completa, acompañada, sostenida, respetada.

Mi amado bebé nació a las 7:45 de la mañana un 13 de mayo del 2021, en plena crisis sanitaria por pandemia de coronavirus, todo se detuvo para sentir su piel calentita sobre la mía. Durante la cesárea mi ginecologo dijo "Es una cesárea complicada, tu cicatriz anterior presentaba hematomas, íbamos a entrar de urgencias si esperábamos un poco mas" eso, de cierta forma, fue un bálsamo para el alma, sentí que quizás fue una intuición mas fuerte que el deseo de parir, haber convertido mi cesárea electiva en una necesaria




Con cada hijo pude sentir ese poder, la fuerza de las contracciones, las saboree, las sufrí, las gocé y enfrente mis miedos para respetar sus tiempos, me descubrí a través de unos dolores que me cambiaron la vida para siempre, estos son sus nacimientos, esta había sido la forma en que nacieron, siempre dulcemente acompañada por su padre con absoluto amor y consciencia, que a pesar de todo lo ocurrido, esos nacimientos fueron completamente nuestros.

Y hoy en día como tatuajes llevo en la piel, los recuerdos que fueron puerta de sus vidas, Nicolás, Malena y Mateo ♡

 

 

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